Pero, ¿cómo funcionan?
La empresa le permite a los empleados adquirir acciones de la misma empresa a un precio predeterminado o a un precio con descuento. Esto significa que pueden optar a convertirse en accionistas y beneficiarse del crecimiento de la empresa.
Eso suena como un buen incentivo
Y lo es, por eso funcionan. Para las empresas pequeñas o startups, el flujo de efectivo por lo general suele ser un punto de dolor. Para aliviarlo, usan las opciones de acciones como herramienta estratégica de su crecimiento.
Además, estas opciones son esenciales para compensar a los empleados con un valor económico mayor a largo plazo. Si la empresa crece, también crece su retorno de inversión. Más allá del beneficio económico, también se usan las opciones de acciones como gancho para atraer y retener talento en una empresa que está empezando. Si de entrada ofrecen esta posibilidad, las personas que muestren interés en el trabajo también mostrarán interés en el crecimiento de la empresa por la posibilidad de adquirir acciones.
Sentido de propiedad
Como accionistas, los empleados también pasan a formar parte del grupo de dueños de la empresa. Ese sentido de propiedad o de “dueñez” es un motor que contribuye de forma significativa al éxito de la empresa, en especial en sus primeros años en el mercado.
¿Es así de fácil?
Sí y no. Para que funcionen las opciones de acciones y realmente sean un gana-gana para la empresa y el empleado, primero es crucial la transparencia con sus características legales y fiscales. Estas se deben gestionar a través de un manejo transparente y claro, en donde las dos partes interesadas entiendan y acepten las condiciones de la oportunidad.
Bajo estos términos y condiciones se especifican detalles como: qué pasa si a la empresa la adquiere un tercero, si hay un incremento en el valor base de la acción u otro escenario que cambie las reglas del juego.
Al final, las opciones de acciones son un beneficio económico e incentivo para los empleados. Así que, a grandes rasgos, sí se trata de un gana-gana.
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